Los humanos somos seres sociales, tenemos la necesidad física, psicológica y emocional de contar con otras personas. Necesitamos crear vínculos estrechos para poder sobrevivir, desarrollarnos y mantenernos saludables a lo largo de toda nuestra vida. Esta dependencia es natural y beneficiosa, siempre que sea eficiente.
¿En qué consiste el apego adulto?
Según los expertos en apego adulto Amir Levine y Rachel Heller, el sistema de apego es un conjunto de emociones y conductas que nos garantizan seguridad y protección siempre que permanezcamos junto a nuestros seres queridos. Como adultos somos capaces de contar psicológica y emocionalmente con nuestras personas cercanas sin necesidad de que estén físicamente en todo momento, si el vínculo es eficiente debería garantizarnos la satisfacción y seguridad de saber que esa persona estará ahí cuando la necesitemos.
Diferencias entre el apego infantil y el apego adulto
Al igual que en el apego infantil, en la edad adulta existen varios estilos de apego. Esos estilos dependen de diferentes factores en el que la relación con los padres o figuras de apego es importante, pero no el único. Otras variables como el temperamento, las condiciones familiares y las experiencias vitales, especialmente las experiencias afectivas en la edad adulta, forman parte de sus componentes.
Su combinación genera en nosotros:
- Creencias y expectativas sobre la intimidad y las relaciones
- Formas de reaccionar ante el conflicto
- Actitudes hacia las relaciones sexuales
- Habilidades para expresar deseos y necesidades
- Expectativas sobre la otra persona y la relación
Las diferencias en estos puntos influye de forma importante en nuestro comportamiento en las relaciones, en la forma en la que percibimos y respondemos a la intimidad relacional en la edad adulta, es decir, define nuestro estilo de apego adulto.
Los estilos de apego en adultos
Seguro: las personas con este estilo de apego se muestran cálidas y afectuosas en sus relaciones cercanas. Disfrutan de la intimidad sin preocuparse excesivamente por la relación. Se toman con calma los asuntos de pareja, sin disgustarse fácilmente. Comunican de forma clara sus necesidades y sentimientos y tienen facilidad para interpretar las señales interpersonales y responder a ellas.
Evasivo o distanciante (evitativo): la independencia y autosuficiencia es muy importante para las personas con este estilo de apego. En muchas ocasiones prefieren la autonomía a la intimidad, las personas cercanas, y en especial las parejas, suelen quejarse sobre su distancia emocional. Se sienten incómodas en la intimidad y proximidad emocional, por lo que tienden a guardar las distancias a pesar de su deseo de vincular con los demás. Les cuesta abrirse y suelen adoptar una actitud defensiva ante cualquier señal de control o invasión personal por parte de otro. Dedican poco tiempo a las relaciones sentimentales y no se lamentan en exceso ante los rechazos.
Preocupado (ansioso o ambivalente): tienen mucha facilidad para intimar a fondo y les gusta estar muy vinculados a sus parejas sentimentales. Sienten miedo a que los demás no quieran vincular con ellas de forma tan estrecha. Están muy atentas a los pequeños gestos y cambios de humor y comportamiento de las personas cercanas e interpretan de forma muy personal las reacciones de los demás, especialmente de la pareja. Las relaciones estrechas les generan intensas emociones y se disgustan fácilmente. Cuando se enfadan, suelen decir y hacer cosas que más tarde lamentan. Poseen una gran capacidad de empatía y requieren de la pareja grandes dosis de seguridad y tranquilidad.
No resuelto o inclasificable (desorganizado): experimentan muchas dificultades para tener relaciones estables y duraderas. Sienten miedo intenso al formar vínculos íntimos y soledad insoportable ante la distancia emocional. Lo anterior se manifiesta en un comportamiento caótico e impredecible que cofunde de forma importante a las personas que les rodean, quienes en muchas ocasiones acaban poniendo distancia por la dificultades en la comprensión y los frecuentes e intensos conflictos. Son extremadamente sensibles al rechazo, llegando a percibirlo donde no lo hay. Pueden ser excesivamente confiadas y acto seguido mostrarse muy recelosas sin motivo aparente, o mostrarse muy receptivas y, de repente, marcar mucha distancia. Este comportamiento, en apariencia incomprensible, es su forma de protegerse del potencial rechazo y dolor.
¿Por qué es importante tener en cuenta el apego adulto?
Conocer nuestro estilo de apego nos puede ayudar a comprendernos mejor. A entender conductas, reacciones y dificultades que tenemos en el seno de las relaciones y en sus conflictos naturales. En definitiva, nos ayuda a conocernos mejor y a avanzar en aquellos aspectos de nosotros que pueden estar perjudicando nuestro bienestar y satisfacción en las relaciones.
En ITIPA trabajamos teniendo en cuenta el apego. Esto nos permite entender y trabajar con más profundidad reacciones, conductas, creencias, pensamientos y emociones que tienen que ver con las experiencias de apego, para poder adaptar este sistema a las circunstancias y necesidades actuales de la persona. Trabajamos desde el enfoque de EMDR para poder reparar esas experiencias y vivir ahora con menos angustia e incomodidad las relaciones que cada uno de nosotros deseamos crear y mantener, trabajando para experimentarlas ahora de la forma más satisfactoria posible.
Si al relacionarnos lo hacemos desde una mirada curiosa, observando nuestra experiencia y necesidades a la luz de nuestra historia podremos comprendernos y comprender a los demás mucho mejor. Facilitándonos y cubriendo nuestra necesidad básica de contar con relaciones satisfactorias.
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