Una vez, muy de pequeñitos, algo o alguien nos hizo daño.

Ya desde entonces nuestro cerebro, con su sistema de protección, se pone manos a la obra. Estar en ciertos entornos expuesto es muy peligroso, es por ello que nuestro cerebro, de forma natural y creativa se adapta a todas las situaciones que implican amenaza. Esta adaptación es un resultado de nuestro propio ensayo y error y también de cómo se manejan nuestras figuras de apego ante situaciones difíciles.

Es importante conocer nuestras defensas ya que, a partir de la incomodidad que nos producen algunas de ellas al crecer y enfrentarnos a otras situaciones de adultos, podremos conocer cuales son esas heridas que nuestro sistema necesita proteger urgentemente.

Conocer nuestra armadura es conocer lo que está defendiendo.

Recuerda que estas situaciones no son adaptativas ahora en tu presente, es por ello que ahora representan cierta molestia para nosotros mismos o para los que nos rodean. Los mecanismos defensivos no pueden atender la emoción porque de pequeños no pudieron atenderla. Ahora de adultos sí que podemos hacernos cargo de nuestras emociones.

A continuación, te dejaremos algunos mecanismos defensivos con los que puedes sentirte identificado/a:

  • No dejar entrar a los demás.
  • No hacer vínculo con los demás.
  • Atacar con violencia.
  • Someterme a los demás.
  • Engancharme a los demás.
  • Cargarme con toda la responsabilidad.
  • Tener la sensación de que se es imprescindible.
  • Desconectarse de las situaciones.
  • Irse a la imaginación constantemente.
  • Desmayarse.
  • Exigirse y machacarse.
  • Tener la fijación en la imagen, comida o cuerpo.
  • Controlar las propias emociones.
  • Evitar ciertas situaciones.
  • Encerrarse.
  • Cerrarse las puertas a oportunidades.
  • Cuidar a los demás y no a uno mismo.
  • Aparentar.
  • Dominar.
  • Idealizar.
  • Compararse.
  • Vivir en la zona de confort.
  • Racionalizar u obsesionarse.
  • Estar en alerta.

   Protegerse es lo natural. Lo que no es natural es protegerse de algo que ya no es un peligro. El miedo en su justa medida es muy divertido.

Las mejores cosas de la vida se hacen con miedo.