Identificar lo que valoramos y actuar de forma consecuente no siempre es fácil
Susan David. Agilidad emocional

¿Por qué hablar de valores?

Poder parar a reflexionar sobre nuestros valores, reconocerlos y utilizarlos como referentes nos puede proporcionar una guía interna que nos aporte perspectiva, estabilidad y sensación de autoconocimiento y coherencia.

¿Qué son los valores personales?

Comencemos intentando definir de lo que hablamos. Siguiendo a la Doctora en Psicología Susan David los valores pueden considerarse como intenciones de comportamiento en los diferentes ámbitos de nuestra vida, esto es, cómo consideramos que hemos de actuar en las diferentes circunstancias que vivimos. Los valores poseen una serie de características:

  • Son personales, no son universales
  • Los elegimos libremente
  • Pueden modificarse a lo largo de nuestra vida, no son fijos
  • Nos orientan sin limitarnos
  • Nos empujan a la acción
  • Nos acercan a la manera en la que queremos vivir nuestra vida
  • Nos ayudan a dejar de compararnos
  • Favorecen el autoconocimiento y la autoaceptación

Por lo tanto, los valores actúan como un brújula interna o gps que nos señala el camino más correcto para nosotros en las diferentes situaciones que nos encontramos en nuestra vida.

¿Cómo identificar los propios valores?

Para comenzar podemos plantearnos las siguientes preguntas, es importante que nos lo tomemos con calma y reflexionemos bien sin pretender tenerlo claro desde el principio, son preguntas que pueden ser difíciles de responder y pueden requerir su tiempo:

  • ¿Qué es lo que verdaderamente me importa?
  • ¿Cómo me siento la mayor parte del tiempo?
  • ¿Qué tipo de situaciones me hacen sentir mejor y más yo mismo/a?
  • ¿Qué tipo de relaciones quiero tener?
  • ¿En qué quiero que consista mi vida?
  • Si por arte de magia todo mi malestar desapareciera, ¿ cómo sería mi vida y qué haría diferente a ahora?

Tomarnos como referencia a nosotros mismos, nuestras sensaciones, pensamientos y emociones propias y aprender a alinearlas con nuestra forma de actuar. Buscar lo que es cierto para nosotros,  más allá de lo que hemos aprendido y de lo que nos han enseñado que «debe o no debe ser», de lo que es «correcto o incorrecto» de lo que es «importante o una tontería». En definitiva, plantearnos buscar la coherencia con cómo queremos vivir nosotros nuestra vida.

Esto puede ser una tarea difícil y en la que necesitemos ayuda incluso profesional, os animamos desde aquí a pedirla si la necesitáis, a cuidaros dejándoos ayudar en algo importante.

¿Cómo comenzar a poner en práctica los valores personales?

Paso a paso. No concibo ninguna otra manera de lograr las cosas
Michael Jordan

El primer paso es aceptar el miedo natural ante los cambios, si hemos identificado que la manera que tenemos hasta ahora de conducirnos es diferente a la que nos gustaría, surgirán inquietudes sobre lo desconocido. Somos seres de costumbre, nuestro cerebro recurre a lo familiar para nosotros como fuente de seguridad, pero como podemos comprobar, aquello a lo que estamos acostumbrados, lo que es predecible, no siempre nos aporta bienestar.

Nuestro cerebro y nuestro sistema está programado para ayudarnos a sobre vivir, nuestra labor aquí consistirá en buscar nuestra satisfacción y bienestar. Para ello, muchas veces, nuestro sistema se verá en el desafío de salir de lo conocido, ya que podemos acomodarnos sin llegar a estar cómodos en nuestra vida.

Como siempre, os recomendamos empezar por pequeños pasos que pueden suponer ayudarnos a iniciar caminos nuevos sin una exigencia que acabe por frustrarnos más que ayudarnos.

Comencemos por pararnos en las pequeñas decisiones del día a día:

¿Tomo café o té, con leche o solo?

¿Tomo una bebido con o sin alcohol?

¿Me voy a la cama/me levanto ya o me quedo otro rato mirando el móvil/la tele?

¿Al acabar mis obligaciones salgo o voy a descansar?

Si comenzamos por pequeñas cosas de nuestro día a día nos iremos acostumbrando y acostumbraremos a nuestro cerebro a reflexionar y a tomar decisiones conscientes, a romper el piloto automático. Es un entrenamiento y como en cada cosa nueva que a aprender os proponemos tres pilares fundamentales: empezar poco a poco, ponéroslo fácil para conseguirlo y mucho cariño en el proceso.

Somos lo que hacemos habitualmente
Aristóteles