Los tardígrados y la resiliencia.

¿Qué tiene que ver este animal microscópico con la resiliencia?

Hoy te contamos en itipa cómo estos animalitos son un claro ejemplo de resistencia en el mundo animal. Aprovechamos este ejemplo para introducir conceptos como la resiliencia en el ser humano y cómo mejorarla.

Los ositos de agua.

Los tardígrados serían los animales más resistentes del planeta con una probabilidad de supervivencia extraordinariamente elevada.
La palabra Tardigrado proviene del latín, tardigradus, andar lento.

Se les llama también ositos de agua por el andar parecido, tienen 8 patas con manos y garras, son seres invertebrados y microscópicos de apenas 0,5mm a 1 mm.
Soportan temperaturas extremas de 200º bajo cero y 150 º sobre cero. En condiciones extremas pueden resistir hasta 6 atmósferas de presión, la radiación en incluso el vacío del espacio.

Si los tardígrados son los animales más resilientes del planeta, ¿qué nos hace resilientes a los seres humanos?

El concepto de resiliencia.


«Boris Cyrulnik es Psiquiatra y Neurólogo, referente en el tema de la resiliencia y el apego»


Resiliencia es un concepto de la física, se refiere a la capacidad de un material de volver de nuevo a su estado original cuando es sometido a algún tipo de deformación.

La resiliencia en seres humanos es la capacidad de recuperación, significa iniciar un nuevo desarrollo después de un suceso traumático.

 

El trauma y el apego


«Ser más o menos resilientes depende mucho de la persona y de su entorno antes y después del trauma»


Una misma situación puede ser una anécdota para alguien o un recuerdo doloroso y traumático para otra persona.
Si hemos vivido en un entorno vulnerabilizado cualquier dificultad en la edad adulta puede ser traumática.

Para ayudar a un niño a desarrollar los factores que le ayuden a ser más resilientes tendremos primero que transmitirles seguridad, dando  seguridad también  a la mamá o figura de apego que lo cuida, si esta figura se siente segura podrá transmitir seguridad. Seguridad también es regulación emocional, yo me siento seguro con lo que siento o con quién lo expreso, y tengo recursos para manejarlo y gestionarlo.

Si la figura de apego sabe regularse emocionalmente podrá regular a su hijo, para que cuando éste sea adulto pueda hacerlo también. Vivir en un contexto de apego seguro hará que el niño pueda enfrentarse mejor a los diversos estresores de la vida.  https://itipa.es/la-importancia-del-apego-adulto-en-las-relaciones/

Así que vivir un suceso traumático en un contexto de seguiridad y apego seguro prevendrá de futuros estrés postraumáticos posteriores.

¿Pero qué necesita un niño para ser más resiliente?

Lo complicado es descubrir qué condiciones permiten y mejoran la resiliencia y uno de estos aspectos es la segurización.

– La segurización es crear un contexto de apego seguro en el contexto familiar. Generar un ambiente de seguridad en donde podamos expresar lo que necesitemos en cada momento.
– La recuperación, facilitar la recuperación despues del trauma desde la validación emocional, la comprensión y la disponibilidad de figuras de apego seguro facilitaran la recuperación. Cuando vivimos sucesos inesperados que nos dañan de alguna manera, tener apoyo a través del vínculo es un factor de prevención de cara a sufrir un estrés postraumático posterior.

– Hablar con otros, sentirse entendido, desahogarse siempre que se necesite… son factores de prevención para un trauma mayor.
– La empatía y la resiliencia son dos conceptos sumamente relacionados. La empatía es un hábito resiliente porque nos ayuda a separar pensamientos de acciones, cuando nos sentimos enfadados con alguien querido. Cuando tenemos empatía, el flujo de dar y recibir afecto en las relaciones con los demás es mayor, lo que incrementa nuestra red social de apoyo y por ende, la resiliencia.


Se ha demostrado que estudiar música desde pequeños desarrolla el lóbulo parietal, una parte del cerebro muy implicada en la empatía. Por lo tanto se ha podido observar que  los niños que estudian música podrían tener una mejor empatía»


– La cultura o resiliencia cultural es la capacidad de un sistema cultural para absorber la adversidad. El sistema cultural en el que crecemos puede ser también más o menos resiliente, sin duda este es un tema más amplio.

La resiliencia está en marcha durante toda la vida.

Aprender a ser más resilientes significa también aprender a tolerar el sufrimiento. Buda decía que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Boris Cirulnik en su libro «Salvate, la vida espera», decía también que habría que buscar el sentido no de la vida, sino del sufrimiento.

Aunque es muy importante y nos predispone lo que vivimos en la infancia, siempre podemos mejorar nuestra capacidad de resiliencia.

La resiliencia en la edad adulta podemos trabajarla. Así que cuando vivas un suceso doloroso o traumático:

  • Evita aislarte
  • Intenta hablar y expresar lo que sientes con personas de confianza
  • Busca maneras de canalizar lo que has vivido, escríbelo, cántalo, píntalo…
  • Conócete mejor, cuanto más nos conozcamos mejor nos adaptaremos al medio.
  • Socializa, la sociabilidad nos aporta más recursos de coregulación.
  • Mejora la tolerancia a la frustración y la incertidumbre
  • Aprende a gestionar el dolor para evitar el sufrimiento
  • Todos estos puntos son aplicables a los niños sin ellos también han experimetado un hecho doloroso o traumático.

Si crees que hay algo en tu vida o en tu historia que te impide avanzar o te gustaría trabajar algún aspecto del apartado anterior busca ayuda profesional, en Itipa también podemos ayudarte a mejorar tu capacidad de resiliencia.