¿Qué es la percepción?

Según Bayona la percepción es el proceso por el cual un estímulo se transforma en una modalidad de conducción eléctrica o química, se transmite de forma codificada a áreas específicas del sistema nervioso central que reciben la señal, la traducen, y seleccionan una respuesta que retorna decodificada a nivel cognitivo, visceral, emocional o motor.

Comprender nuestro entorno requiere que nuestro cerebro interprete miles de señales que llegan a nuestros órganos sensoriales, transformando ondas de luz o de sonido, información sobre presión o temperatura, y moléculas químicas. Comprender lo que nos rodea para poder adaptarnos y comportarnos de manera funcional requiere traducir las sensaciones en percepciones.

El desarrollo del sistema nervioso está relacionado con el desarrollo cognitivo, emocional y conductual. Sigue un patrón ordenado y organizado que permite el aprendizaje del entorno y la adaptación al mismo. El desarrollo sensoriomotor es el más precoz, ya que es crucial para conocer el entorno y permite la maduración de otros sistemas cognitivos más complejos.

 

Dificultades en la percepción

Podemos distinguir dos tipos de dificultades para transformar la información sensorial en conductas:

  • Hipersesibilidad: respuestas más intensas ante la estimulación. Es característico de estas personas que eviten multitudes y lugares ruidosos; rechacen ser abrazados, besados o acariciados; se muestren incómodos (o se sientan enfermos) ante sonidos, luces, olores, sabores, movimientos y sensaciones internas (como el propio latido del corazón); sean selectivos con la comida; sufran trastornos del sueño (dificultad para conciliar por sobre-estimulación); tengan sensación continua de estrés.
  • Hiposensibilidad: menor intensidad en las respuestas ante la estimulación. Estas personas pueden mostrar lentitud, dificultad para despertarse, percepción disminuida del dolor y tarden en el control de esfínteres (por la incapacidad para advertir la humedad o el olor).

¿Cómo detectarlas?

La presencia de dificultades en los sistemas perceptivos va a tener consecuencias de gran relevancia en la funcionalidad de la persona, ya que la afectación del desarrollo sensorial va a generar una serie de alteraciones en cadena, tanto en funciones motoras, como en las cognitivas y emocionales. Por ejemplo, si un niño no puede interpretar el entorno de forma correcta. Por tanto, ¿Cómo será su manera de interactuar con él?

En otras ocasiones la persona sufre únicamente una alteración perceptiva en ausencia de otro tipo de dificultades a nivel motor, lingüístico, intelectual, entre otros. Llegando a pasar desapercibidas debido a las estrategias compensatorias que se ponen en marcha. Esto suele retrasar también su detección y diagnóstico, sobre todo en la etapa escolar o, incluso, en la etapa adulta.
Es crucial, por tanto, detectar precozmente estas dificultades perceptivas para su intervención más eficaz.